Insurrección.

banksy

Insurrección.

Sí, salga por esa puerta, alinéese a la izquierda, una cruz por persona. Siguiente.

Que sí, ya sé que es crucifixión, pero no pega ahora con el tema.

Si buscamos en la R.A.E qué es la insurrección, nos va a decir que es un movimiento sublevado colectivo contra las autoridades. Se ve como algo físico, algo que remite a manifestarse o, incluso, a la agresión. Pero, ¿hemos pensado que pueda existir la insurrección pasiva? Realmente no sé si existe el término, creo que no, no lo he encontrado en ningún sitio. Idiomas querida.

¿Qué es, para mi, la insurrección pasiva? Fácil: aquello que haces contra el poder o autoridad de una forma que, si bien hay expertos que tacharían de pasivo-agresividad, no sea tan evidente, no sea explícita o, incluso, ni se vea. Algo psíquico, algo latente pero no sabes muy bien por dónde te viene ni porqué. Una frase, un hecho, una expresión que perfectamente pueda acabar con: «…dale una vueltita, a ver».

Y es que no es fácil ir contra la autoridad, contra el poder o contra los sentimientos de uno mismo, porqué sí, se puede ser insurrecto de uno mismo, negar la mayor, la evidencia y los sentimientos. Bueno no es, desde luego, pero se puede. Esto para otro rato.

Como decía, no es fácil afrontar situaciones que comprometan tu zona de confort, tu zona segura, tus bienes sobre todo. Cierto es que hay personas que parece que están de vuelta de todo y les importa todo 3 pimientos morrones, se llevan por delante todo lo que pillen, duelan lo que duelan. Pero, si eres un poco racional, siempre intentas cuidar tu entorno, incluso si esto supone sublevarte, callarte o, incluso, acatar ciertas órdenes cuestionables. Preservar la quietud, el buen rollo, la paz o tu imagen de cara a fuera pero ¿A qué precio? ¿A precio de úlcera por silencio? ¿A precio de ansiedad por represión? Pues mira, ha llegado el tiempo que eso ya no sirve.

Ya no sirve el codo en el costado para que te eches para atrás, ya no valen las excusas, ya no valen las estructuras piramidales y, por supuesto, ya no vale la invalidación propia. Aún así, siempre estarás tú y tu síndrome del impostor, por supuesto.

Cuando caes en la cuenta que puedes ser insurrecto sin ser agresivo, ese día liberador, te das cuenta de dos cosas:

  1. Tienes más poder del que pensabas. Tienes más discurso, más conocimiento y, sobre todo, te abrazas más, eres más bondadoso o bondadosa contigo mismo.
  2. ¿Realmente existe una estructura de poder? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿De verdad es necesaria la imposición o la oligarquía?

Pues mira, no. Y de esto se está dando cuenta una generación entera. Dentro vídeo:

Ya no es solo el hecho de acatar órdenes porque sí; no es el que no se quiera trabajar; no es que se quieran romper las estructuras de poder, no. Simplemente, es que ya no más.

Ahora, vamos a darle una vueltita. ¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué cada vez se asume más que la imposición de poder no es el método bueno? ¿Por qué ya no queremos regalar nuestro tiempo? ¿Por qué parece que se está perdiendo el miedo a pedir lo que es de uno? Y, lo más importante, ¿Por qué se tiene miedo a pedir lo que es propio, a poner banderas o líneas rojas en ciertos aspectos?

La renuncia silenciosa, desde mi punto de vista, es un poco una insurrección pasiva encubierta. Tal como dice el colega del vídeo, no es ir al trabajo a calentar la silla, justo eso es lo que se quiere evitar: me pides toda esta montaña de trabajo, para el día X y me pagas 5. A cambio, yo te daré todo eso, mi tiempo, mis viajes ida y vuelta de la oficina, adoptaré el problema como mío, saldrá adelante, pero hasta 5 que me pagas. Por fin nos estamos dando cuenta que echar horas en la oficina ya no sirve. Ni siendo o no siendo productivos. Se le está dando la vuelta a la tortilla, no queremos sublevados, no queremos pies encima y, sobre todo, no queremos que nos traten como «recurso». ¿Sabes lo que es un recurso? «Conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o para llevar a cabo una empresa». No señor, recurso es el aire, la tierra, el fuego o el agua. Los que sacan el trabajo son personas. Vamos a tratarnos como tal.

Incluyámonos todos en el mismo saco. Todos tenemos miedos, todos tenemos inseguridades, todos fallamos y acertamos, y todos tenemos días buenos y días malos. Respetemos eso. Respetemos el querer hacer las cosas con buena voluntad, pero respetémoslo desde todos los escalones de la pirámide pero, sobre todo, desde arriba. Que mirar desde arriba no nuble realmente qué hay debajo. Si no lo ves, despeja la niebla. Debajo habrá gente con ganas, con temores y comprometida 100% con su rol. 120% no, que quede claro. Respetemos eso, aceptemos equivocarnos pero, sobre todo, aceptemos la humanidad.

Solo entendamos que, por donde alguien pasa, o ya has pasado o pasarás.

Informática utópica... tanto que me gustaría que los que mandan no fueran los que son... que el dolar empapelara paredes y las sonrisas llenaran bolsillos...

Abby Moreno
Informática utópica... tanto que me gustaría que los que mandan no fueran los que son... que el dolar empapelara paredes y las sonrisas llenaran bolsillos...

One Comments “Insurrección.

Jose

Parece que la llamada gran renuncia no hace de momento presencia en España, pero estoy convencido de que como comentas, la renuncia silenciosa ha venido para quedarse y además ya está presente en muchas grandes compañias. Me encanto la manera de esponerlo. Hiciste que valiera la pena.

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